«Nunca habrá otro Yahoo!»

10 Ago «Nunca habrá otro Yahoo!»

En Stanford, según nos cuenta Richard L. Brandt, la máquina de Larry Page y Sergey Brin podía analizar de treinta a cincuenta páginas por segundo. Dos años después, la velocidad ascendió a cerca de mil por segundo. Hoy en día, es capaz de analizar millones. hizo falta mucha investigación y mucha programación para lograr que funcionase. Evidentemente estamos hablando de los inicios de Google.

«Precisamos de una gran desarrollo matemático para resolver el problema – comentó Sergey en una entrevista en 2000 -. Convertimos la web entera en una ecuación con varios cientos de millones de variables».

Barajaron diversos nombres para su motor de búsqueda. Uno de ellos era What Box («Qué caja»). «Luego nos dimos cuenta de que sonaba un poco como wet box («caja húmeda»), y que parecía algo así como un sitio porno», recordó Sergey. La búsqueda de un número muy grande para bautizar el restreador los llevó a pensar en «Googol». Esta palabra fue acuñada para el número 10 elevado a 100 por el sobrino del matemático Edwaard Kasner cuando éste buscaba un nombre para el número más alto que nadie hubiese nunca bautizado. El niño contaba entonces nueva años de edad. Kasner acuñó entonces otro nombre «Googleplex», para 10 elevado a Googol. (Más tarde, Larry y Sergey adoptaron el nombre de «GooglePlex» para su campus corporativo).

Nadie pensó entonces que ésa sería la base de una nueva empresa. La mayoría de la gente creía que Yahoo! ya había ganado la guerra de los buscadores, aunque Yahoo!, en realidad, era un sistema de clasificación similar al Sistema Decimal Dewey…, pero sin los decimales. Era un portal, ni siquiera disponía de un motor de búsqueda propio sino que empleaba uno de Akami bajo licencia. Los ejecutivos de las demás empresas del sector no pensaban que se pudiera mejorar la tecnología de búsqueda, ni que eso hiciera falta. Larry sabía que estaban equivocados. Si se quería desarrollar todo el potencial de Internet, era necesario inventar nuevos métodos para que el material adecuado fuese fácil de encontrar. Sin Google, seguramente Internet seguiría en el períod prehelenístico. En cualquier caso, Lent afirma que «a principios de 1996, todos decíamos: «Nunca habrá otro Yahoo!».

Fuente: Las dos caras de Google (2010), Richard L. Brandt, Editorial Viceversa. Libro recomendado.

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