23 Mar La educación online
No se trata en este articulo de valorar la eficacia, importancia o posibilidades del aprendizaje online o confrontarlo con el aprendizaje presencial, al contrario, realmente y a pesar de ser un sector en evolución dentro de internet las valoraciones citadas ya se encuentran hecho de manera muy afinada creando en líneas generales bastante consenso sobre las mismas. Como de costumbre ante hechos nuevos como en su día pudo constituir la posibilidad de adquirir conocimientos en forma de estudio a través de la red, es la propia red y su uso quien acaba regulando las utilidades verdaderas y marcando las fronteras pasito a pasito.
Y no caben en este caso los extremismos; la educación presencial no tiende a desaparecer a favor de la online y esta tiene muchas posibilidades y grandes resultado. De partida el propio uso de la red implica un acceso a conocimientos de manera involuntaria que pueden ser más selectivos que los conceptos que podemos obtener en nuestra vida cotidiana, el medio en este caso resulta adecuado para la trasmisión de contenidos educativos y como tal se muestra. No se trata de la recepción de mensajes de manera pasiva como pueden resultar los medios convencionales de comunicación sino que el mero hecho de poseer la capacidad de contraste inmediato de los conceptos hace que de por sí, sin ningún aditamento, estemos hablando de un canal de comunicación excepcionalmente dotado para ofrecer aprendizaje.
Lógicamente es el usuario el que decide hasta que punto desea aprender o como quiere hacerlo cuando hablamos del libre uso de la red. No hablamos, aún, de la enseñanza online como método, sino de las posibilidades propias del medio, algo a lo que tendemos a no conceder la importancia real que tiene; la posibilidad de la elección y la formación de criterio a través de la misma. Los primeros pasos en la enseñanza utilizando la red como soporte se conciben como extensiones de la educación presencial, como herramientas de algún modo complementarias y, al menos en primera instancia, en algunas ocasiones encajadas por el hecho de que “había que estar en la red”.
Pudimos entonces encontrar resultados de los más diversos, algunos han comprendido los procesos evolutivos de la red y siguen gozando no solo de buena salud sino de crecimientos más o menos constantes otros, se mantuvieron rígidos en los conceptos de prolongación y quedaron en el camino. Ofrecer educación o conocimientos en la red puede buscar los mismos fines que hacerlo de manera presencial pero no puede hacerlo sin reconocer las particularidades del entorno en el que se desarrollo y adaptar los modelos de comunicación al mismo, algo que puede resultar dañino cuando de manera mal entendida se excede el concepto de formato del medio sobrepasando al propio contenido.
Y es que el contenido resulta igual de fundamental y es sobre el mismo donde debe reposar la adaptación al medio no sobre las formas, error común cometido en los primeros años y las primeras ofertas de educación online donde simplemente se trasladaban contenidos sin adecuar al medio aderezados con grandes diseños web o coloridas presentaciones. Resulta muy interesante la proliferación de plataformas desde las cuales se puede dar y recibir conceptos educativos, entendiendo estos como modelos de aprendizaje creados al efecto.
Ya el usuario no solo se convierte en receptor de educación a través de organismos o plataformas unidireccionales sino que puede convertirse en parte de una red real de usuarios que comparten conocimientos. La posibilidad de crear cursos y compartir u ofrecer contenidos por parte del usuario y ofrecerlos a la red es un paso muy interesante que abre muchas puertas de futuro y que en algunos casos marca sendas a explorar en el concepto de educación online.
Habrá notado el lector que en el presente artículo hemos pasado de refilón por aquellos espacios relacionados con la enseñanza “reglada”. Obviamente no es casual, y en posteriores artículos hablaremos de la misma, pero parece interesante al menos, detenerse y reflexionar sobre, no ya las cualidades del medio, sino la realidad del mismo y reconocerle de manera plena la capacidad de transmisión de conocimiento como parte de su uso cotidiano. Lo que de ningún modo le podemos exigir es la asimilación general o el uso del conocimiento, eso solo es responsabilidad nuestra, de los propios usuarios.
Nuria Sánchez
Consultoría Web
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