Todos hacemos un mal trato en algún momento, el punto es aprender de los errores

22 Ene Todos hacemos un mal trato en algún momento, el punto es aprender de los errores

¿Alguna vez has hecho un trato verdaderamente malo? Admítelo. A todos nos ha pasado. Desde luego, pensaste que estaba bien en ese momento, pero después empezaste a pensar: «¿Cómo no pedí esto?», «¿Por qué no pensé en aquello?»

Tu perfecta visión para los negocios se convierte en un rayo láser de autorecriminación: «¿Cómo pude haber sido tan estúpido?», «¡Me tomaron el pelo, me vieron la cara… ¡me la hicieron!».

Hacer tratos es una competencia esencial en la vida, sobre todo en nuestro mundo, donde la riqueza y el éxito son un fetiche. Nuestra capacidad de negociación afecta directamente los ingresos y las relaciones personales de la vida, en general.

Por eso es que hacer un mal trato es muy difícil de aceptar. Uno se siente abatido y triste, o bien, se transforma una enojadísima víctima de fraude. Una mala negociación, en el peor de los casos, puede dañar la reputación, poner en riesgo el empleo o la rentabilidad del negocio.

Aunque un mal trato puede provocar ira, incredulidad y dudas acerca de uno mismo, un análisis más calmado y profundo sería mucho más productivo. Si estás ante esta situación, respira profundamente unas diez veces e inicia los siguientes pasos. También te resultarán muy útiles si estás a las puertas de una negociación.
El hombre planea, Dios se ríe

Algunas veces los malos tratos simplemente ocurren: los profesionistas defraudan al empresario, la otra parte entra en crisis o el «gran espíritu» simplemente no te acompañó ese día. Si éste es el caso, debes aceptar lo que no puedes controlar.

Relájate. Tal vez seas un perfeccionista… de esas personas que si quedó un centavo en la mesa de negociación, no está satisfecha. No debes confundir un mal trato con una neurosis.

Sólo hay una respuesta para la pregunta respecto a que si pudiste haber hecho un mejor trato: Sí. No existen las negociaciones perfectas. De hecho, si en una negociación todo quedó a tu favor, entonces fue más bien un trato leonino de tu parte.

Si los resultados no te dejaron satisfecho, llegó el incómodo momento de preguntarte cuánto tuviste que ver en el asunto. Plantéate preguntas difíciles: ¿cómo contribuí al problema?, ¿me comuniqué mal?, ¿se me olvidó algo?, ¿qué haré diferente la siguiente vez?

Avanza. Es importante pensar profunda e introspectivamente: ¿por qué cometí esos errores?, ¿fui demasiado arrogante para pedir ayuda?, ¿este oponente me venció fácilmente?, ¿fui demasiado ambicioso?, ¿dejé que las cosas se hicieran demasiado personales? Si es posible, pide, a un buen amigo, que te ayude a analizar la situación.

Si la mala negociación lo amerita, es probable que debas entablar una demanda, plantear un proceso de arbitraje, una mediación, una renegociación o, simplemente, aceptar los resultados.

Cualquiera que sea el caso, deberás perdonarte a ti mismo. Para llegar a ser importante en algún área, debes cometer miles de errores, grandes y pequeños.

Si eres inteligente, esos errores te enseñarán cómo realizar un mejor trato.

Si eres sabio, esos errores serán la guía para mejorar tu vida.

Marc Diener
http://www.soyentrepreneur.com

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